A veces sin darnos cuenta caemos en la rutina con nuestra pareja. La rutina en muchos sentidos es inevitable: el trabajo, el colegio de los niños, la limpieza del hogar… pero la rutina sexual es muy mala compañera.
Cuando esta última se instaura, la pareja empieza a caer en picado. Se practica sexo siempre el mismo día, con las mismas posturas, de manera mecánica, casi por pura inercia, dejando casi de tener sentido…
Y llega un momento en el que por ir careciendo de sentido, se va empezando a espaciar más su práctica. Llegando incluso a desaparecer casi por completo. Llevándose a cabo en fechas especiales y con mucho esfuerzo. Hay veces que ni siquiera ya en fechas especiales…
Practicándose ya muy rara vez o nunca…